De salvaje combinación me creaste y a la impunidad de la vida también me opondré, reconociéndome Judas de sentimientos y de la virtud que se espera de mí.
Criminal cruel y sanguinaria de mis guerras pantanosas en las vísceras de tu cuerpo y que tiene pánico cuando abrazas a la niña y follas a la mujer arrastrándola al fuego haciendo su alma carne.
Violento éxtasis y murmullos de almas condenadas, bella confusión la de tu brebaje anulando la ilusión del pasado que ya nada puede destruirlo al fugarse de tu pluma.
Sigue seca y olvidada entre dos tejas de pizarra a los pies de tu ciudad fantasma.
Y porque ahora que comprendo tu mirada, escucho lo que querías decirme.