lunes, 6 de marzo de 2017

Siéntate en una piedra y mira a la nada. No toques tus piernas heridas mortajas de alambre de espino ni acaricies tus moratones, tampoco saques el barro ponzoñoso de los cortes. Tienes bajo la piel un monstruo de 666 cabezas.
Caiste anoche, destructiva, o hace tres noches sin dejar rastro y tampoco te buscan, ya no se oye apenas tu corazón palpitanto. O muy leve y lento.
Eres alma gotera de herida abierta.
Tienes sed?
Hambre?
Frio?
Tienes. Tienes, tienes, tienes.
No tienes nada.
Pero hueles bien. A montaña, árbol, lluvia, viento y fuego del que huiste. A soledad, lágrimas y sonrisa histérica. A sangre seca. A cueva interna testada de arañas. A ti.
Apoya tu cabeza en ese árbol, ladeada y cierra los ojos.
Más barro. Más sangre. Más risas, más lágrimas. Más soledad.
Estalla.